30.8.06

Derecha y respeto empiezan a ser términos opuestos.

Quizás, si en este país superamos las diferencias que habían llevado a la Guerra Civil, fue por el esfuerzo hecho en el periodo constituyente tras la muerte de Franco. La derecha supo ser políticamente correcta y dar juego a una izquierda proscrita durante 40 años, a cambio de que esta renunciase a muchos de sus principios más elementales. Así se llegó a la realización de una Constitución que hoy sigue vigente y casi intacta.

Pero los hijos de aquellos políticos post-franquistas no han sido tan tolerantes ni comprensivos como sus padres, ni entre ellos podemos decir que haya un “hombre de Estado”. Hoy, en nuestros días, podemos ver cómo se critican cosas que izquierda y derecha dejaban fuera del debate político hasta que apareció la figura de José María Aznar, seguido de otros halcones de la derecha como Acebes, Zaplana y Rajoy.

Hoy, por tanto, la derecha ya no respeta las decisiones del gobierno sobre política antiterrorista y juega con el dolor de las víctimas en busca de un beneficio electoral. Lo estamos viendo día tras día, con insultos y amenazas por parte del PP a todo nivel.

De igual modo, hemos comprobado esta semana cómo no se respeta ya el consenso sobre política exterior y el líder de la derecha, Rajoy, ha criticado a Zapatero por “predicar el pacifismo y ser el que más tropas tiene en el extranjero”. A uno le da asco una declaración de este tipo, un señor que estuvo en el gobierno que mandó tropas a Iraq con la oposición de medio país, con manifestaciones masivas, una huelga general de varias horas… se atreve a decir que el Presidente del Gobierno no es pacifista por las misiones que ejerce el Ejército en el extranjero (Congo, Afganistán, Kosovo, Bosnia y hasta hace unos meses Haití, a lo que hay que sumar en un plazo breve Libano). Además de resultar un insulto a la labor que hace el Ejército, resulta una solemne hipocresía que critique misiones de paz (llamadas por la ONU “fuerzas de interposición” o “peace-keeping forces”) en las que los soldados españoles actúan bajo bandera de la ONU, mientras él participaba de un gobierno que mandaba soldados sin mandato de la ONU a Iraq.

No se respeta tampoco ya el silencio que debía mantener la oposición por los cambios en el Gobierno. Ocurrió con los primeros cambios ministeriales de Zapatero: enseguida salió Rajoy a valorar que le parecían mal los cambios, sin darse cuenta de que ha perdido las elecciones, que no es quien para juzgar a priori a nadie sin ver su gestión y que, sobre todo, debe tenerle un mínimo respeto a esa Constitución que tanto defiende y que asegura que a los ministros los propone el Presidente del Gobierno. Hoy hemos vuelto a ver al PP criticar el nombramiento de Joan Clos como ministro de Industria, en sustitución de José Montilla, que se presenta a las elecciones catalanas del 1 de noviembre. Los medios de comunicación de la derecha han empezado ya a resaltar las declaraciones y consignas del PP sobre lo “malo” que es Clos y las supuestas conspiraciones internas malísimas entre Montilla y Zapatero para echarle de la alcaldía de Barcelona. Ya no hay respeto.

Un último aspecto en el que tampoco hay respeto es el que se refiere a la seguridad del Presidente del Gobierno. A ningún partido (ni siquiera al PP hasta que llegó esta gente) se le ocurría plantear si la seguridad del Presidente era poca o mucha. Primero vimos que acusaban a la esposa de Zapatero, Sonsoles Espinosa, de hacer uso privado de la piscina del cuartel de la Guardia Civil del pueblo en el que veraneaba, pero se demostró que estaba invitada por el instituto armado y sólo usó la piscina fuera del horario reservado al cuartel. Ahora en vacaciones hemos visto cómo el PP y sus medios de comunicación han mentido sobre el dispositivo de la Guardia Civil en Canarias para velar por la seguridad del Presidente y su familia. Han llegado a decir, y se ha demostrado falso, que una patrullera que debería vigilar la inmigración ilegal (aprovechando el tema para sacar votos) estaba dedicándose a la mujer de Zapatero. Y ahora vienen a protestar por el hecho de que Zapatero usara su avión presidencial para asistir al concierto de su mujer (miembro del Coro de RTVE y suplente del Coro del Teatro Real) en Berlín, con la orquesta de Daniel Barenboim (West-East Divan Orchestra). ¡¡Y piden que Zapatero viaje en un avión de línea!! Quizás nadie en el PP se haya dado cuenta de que el gasto de seguridad que se genera en meter a Zapatero en un avión de Iberia y las molestias que se generan al resto de usuarios son mayores que el hecho de que vaya en el avión oficial. Ni acaban de asumir que Zapatero es presidente y Rajoy no lo es, y por eso Zapatero usa el avión del Presidente (y el coche, y la casa…) ni asumen que la seguridad del Presidente del Gobierno es un asunto de la seguridad del Estado mismo. En resumen, Zapatero no tiene derecho a ir en privado a Berlín, porque ello conlleva una catarata de peticiones de comparecencias y preguntas al Gobierno en las Cortes.
Por cierto, cuando me refiero a "los medios de comunicación afines al PP" me refiero a la COPE, en primer lugar, seguida de otros. En cualquier otro país, el presidente del Gobierno habría protestado ante el nuncio vaticano o habría llamado a consultas al embajador en el Vaticano por las declaraciones, insultos y falsedades que emite la radio de los obispos. En nuestro país, hay un Presidente del Gobierno con un grado de paciencia superior.

Pugna en el camino al Elíseo.

Como habréis podido leer en El País en los últimos días, el PS francés vive una etapa incierta en torno a la elección de su candidato a las elecciones presidenciales de 2007, en las que se elegirá al sucesor de Jacques Chirac. Mientras la derecha parece un bloque más o menos compacto (salvo las opiniones de Villepin (actual primer ministro) y quizás de Raffarin, ex primer ministro) en torno a la figura del muy polémico y más restrictivo ministro del Interior Sarkozy (ése que vino a la convención del PP y que le recibieron como si fuera el Mesías), el PS tiene un doble problema.

De una parte, el resto de partidos de izquierda tienen la firme intención de presentar en primera vuelta cada uno a su candidato, lo que supone restar votos al candidato socialista, como posible adversario en segunda vuelta del candidato de la derecha, y con el riesgo que ello conlleva de que a la segunda vuelta llegue Le Pen desde la extrema derecha (como ocurrió en 2002). De este modo, el Partido Comunista, los verdes, los trotskistas, José Bové… tienen la intención de restar un buen puñado de votos al PS. Cuando digo un buen puñado de votos estoy hablando de un 15%.

De otro lado, nuestros propios compañeros galos aún no se han aclarado en torno a la figura de su candidato, pendiente de elección por los militantes. El pasado fin de semana, en La Rochelle, se celebró la Escuela de Verano del PS con más militantes que nunca. En el programa de la Escuela del MJS (Movimiento de los Jóvenes Socialistas) figuraba una charla-debate con los principales candidatos autoproclamados (Strauss-Kahn, Aubry, Fabius, Lang…) y uno no autoproclamado (Jospin). La gran ausente de esta ronda fue quizás la más sonada (ver la revista de El País Semanal de hace unas semanas), Segolene Royal, compañera del Primer Secretario, François Hollande, que también podría postularse a la candidatura a la vez que su pareja. En el blog de Rémi Bazillier (responsable de política internacional del MJS) podéis encontrar información (en inglés) del desarrollo de la Escuela de Verano, así como de la charla-debate mantenida sobre Oriente Próximo con jóvenes representantes del Meretz (israelí) y del PSP libanés. Los vídeos están en francés (Rémi: poned subtítulos :DDD), pero entre el texto (inglés o francés) y los comentarios (alguno mío) os podéis hacer a la idea de por dónde va el debate y por qué hay 7 candidatos a ser el candidato socialista.

18.8.06

Diálogo para la paz: en mi nombre, sí.



En breve: Festival IUSY 2006: la crónica.

En breve haré una crónica del Festival IUSY 2006. Estoy mirando las fotos más adecuadas para que quede bonito.

Lorca.

Desde hace varios días vienen en El País esquelas recordando la muerte de diversas personas en los inicios de la Guerra Civil. Hasta ahora, y salvando algún caso, se trata de recordatorios de oficiales del Ejército fusilados por no querer sublevarse contra la República o bien alcaldes y otros funcionarios republicanos.
El proyecto de ley remitido por el Gobierno a las Cortes para la reparación de los daños producidos por la Guerra Civil (daños morales en su mayor parte, porque los materiales son difícilmente salvables) y para la recuperación de la memoria histórica ha suscitado las más variadas respuestas que dejan al PSOE y al Gobierno en el medio de la contienda (casi casi como en la Guerra Civil): de un lado, una parte de la izquierda cree insuficiente el proyecto, pero sabe que sufrirá modificaciones en las Cortes; de otra parte, los partidos nacionalistas sólo piensan en el alcance de la Guerra Civil en sus respectivas regiones; y de una tercera parte el PP condena el proyecto de Ley y dice que estamos en la concordia nacional (claro, que eso sólo lo dice quien ganó la guerra). La situación deberá negociarse en los próximos meses a fin de alcanzar un consenso (ya sabemos, todos menos el PP) sobre la Ley y que ésta sea útil para la reparación de las injusticias cometidas.
Mientras tanto, he de tener desde aquí un recuerdo y un homenaje a la figura del poeta Federico García Lorca, asesinado hoy hace 70 años en Víznar (Granada) por sus ideas políticas republicanas y por su homosexualidad, así como por la crítica en alguno de sus poemas y obras de teatro de la sociedad conservadora.
La cifra de muertos republicanos que aún siguen desaparecidos o en fosas comunes sigue siendo espeluznante. Hay que trabajar por terminar con esta situación. De igual modo, hay que trabajar por eliminar los símbolos franquistas que aún nos encontramos en nuestras calles y plazas.

Vuelta de vacaciones.

Llevo ya varios días en Madrid, tratando de asentarme un poco. Me ha sorprendido notablemente el titular de El País en el que el PP asegura que en Galicia han ardido 175.000 hectáreas. Me pregunto si en el PP saben cuántos metros cuadrados lleva una hectárea.
Para que os hagáis a la idea, 175.000 hectáreas de terreno son la friolera de 1.750.000.000 metros cuadrados, unos 350.000 campos de fútbol, o dicho de otro modo, la inolvidable friolera de 1.750 kilómetros cuadrados, lo que supone una franja de terreno como de mi casa a Coslada de ancho y de mi casa a Medina del Campo (provincia de Valladolid) de largo.
Después de esto, el dato de 80.000 hectáreas facilitado por el Gobierno gallego es bastante más posible, a la par que triste.
A vueltas con el mismo tema, parece que en el PP se alegran del incendio producido, según el señor Zaplana, porque "nacionalistas y socialistas" gobiernan juntos. ¡¡Qué casualidad!! El primer verano en que la derecha no gobierna en Galicia y hay una oleada de incendios provocados. Y el PP se alegra. También se alegra del comunicado de ETA que dice que el proceso de paz está estancado. Cualquiera diría que el PP quiere que ETA siga matando.