En la inauguración intervino el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, presentado por el Primer Secretari de la JSC-Barcelona, Javier López.
Jordi Hereu aportó un punto de vista que demuestra los pasos por los que camina su ciudad, muy por delante de Madrid, en asuntos tales como implicación internacional, construcción europea, política exterior, promoción de la paz, concepto del espacio público, una ciudad que no sea sólo gente junta, creatividad, con la misma calidad en todos los barrios.
Por la tarde, diversos compañeros de Suecia, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Francia, Bélgica (flamencos), Bélgica (francófonos) y yo, en representación de JSE, intervinimos para abordar las cuestiones relacionadas con la inmigración en nuestros diferentes países.
En mi intervención quise destacar varios aspectos:
En primer lugar, la necesidad de ampliar los servicios públicos para dar cobertura a la población inmigrante y evitar la xenofobia sobre la base de la competición en las prestaciones públicas de educación, sanidad o vivienda. La derecha ha promovido una cultura de la inmigración como mera mano de obra, vinculando los derechos de ciudadanía a la participación económica de los inmigrantes, sin entrar a valorar su componente humano.
En segundo lugar, la necesidad de fomentar una política de cooperación al desarrollo estable y concreta, pero también sostenible. Nuestros proyectos deben responder a una agenda multilateral coordinada y alejada de la improvisación. Pero también, por centrarse en países en vías de desarrollo, deben contemplar que el empleo de tecnología en estos países no guarda los estándares ecológicos de los países desarrollados. La prueba la tenemos en las economías asiáticas emergentes, cuyo crecimiento ha llevado aparejados niveles de emisiones intolerables.
Y en tercer lugar, los derechos humanos. No podemos construir una política migratoria y una política de cooperación adecuadas si no promovemos el respeto a los derechos humanos, si no profundizamos en los mecanismos de Justicia internacional y si en los países en desarrollo no garantizamos un mínimo en la esfera de derechos que dote a la ciudadanía de una dignidad que les realice en lo personal y que les anime incluso también en lo económico.
Para terminar, quiero agradecer la acogida a los compañeros de la JSC y del PSC de Barcelona. Me sentí como en mi propia casa, en el Encuentro, en la comida, por las calles de Barcelona. Espero que volvamos a vernos pronto.
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