1. Mi otro yo, a mí mismo.
En la metralla de los diretes,
corre, ve, y sigue mirando para otro lado.
Amárgate, corta y no cambies.
Resérvate los caramelos
para las noches de tos,
reduce la vida
a las complejidades sencillas.
2. Yo a ti.
Dime la verdad,
que en la plaza rumian los llorones su tedio,
que no quiero ver
y se me amplía la cabalgata de excusas,
aunque lleve puestas las gafas de cartón,
para que no me deslumbre la sombramacabra.
3. Mi otro yo, a ti.
Aléjame de la locura,
a base de escenarios de verdadero drama.
Amanéceteme redonda,
como un hombro de melocotón.
Pide por mí perdón a los regantes,
que no cierran las acequias
en el campo del prejuicio.
Reclámales mi paz,
quién sabe si la sonrisa
o el ya mísero descanso.
4. Quizás tú, a mí.
No salgas en los papeles,
si además están mojados.
Siéntete fuera de la imagen,
antes de salir desenfocado,
porque al menos serás tú,
antes que un mal borrón.
Aguanta el chaparrón
de desgracias concatenadas
con eslabones de cruda indiferencia.
5. Yo a ti, de nuevo.
Repíteme eso de mirar al frente,
eso tan bonito,
que sirve para que en este circo
te quiten mientras la red
para las caídas,
y hasta la cuerda floja
si es que se te ocurre flojear.
Desmaquíllame la inutilidad,
que se le vean las buenas palabras
como granos de arroz
de la boda sin sangre
ni horchata,
de los usos con las costumbres.
En la metralla de los diretes,
corre, ve, y sigue mirando para otro lado.
Amárgate, corta y no cambies.
Resérvate los caramelos
para las noches de tos,
reduce la vida
a las complejidades sencillas.
2. Yo a ti.
Dime la verdad,
que en la plaza rumian los llorones su tedio,
que no quiero ver
y se me amplía la cabalgata de excusas,
aunque lleve puestas las gafas de cartón,
para que no me deslumbre la sombramacabra.
3. Mi otro yo, a ti.
Aléjame de la locura,
a base de escenarios de verdadero drama.
Amanéceteme redonda,
como un hombro de melocotón.
Pide por mí perdón a los regantes,
que no cierran las acequias
en el campo del prejuicio.
Reclámales mi paz,
quién sabe si la sonrisa
o el ya mísero descanso.
4. Quizás tú, a mí.
No salgas en los papeles,
si además están mojados.
Siéntete fuera de la imagen,
antes de salir desenfocado,
porque al menos serás tú,
antes que un mal borrón.
Aguanta el chaparrón
de desgracias concatenadas
con eslabones de cruda indiferencia.
5. Yo a ti, de nuevo.
Repíteme eso de mirar al frente,
eso tan bonito,
que sirve para que en este circo
te quiten mientras la red
para las caídas,
y hasta la cuerda floja
si es que se te ocurre flojear.
Desmaquíllame la inutilidad,
que se le vean las buenas palabras
como granos de arroz
de la boda sin sangre
ni horchata,
de los usos con las costumbres.
Ch.
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