Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, debería ser un ejemplo de representatividad de toda la Asamblea de Madrid. Lejos de ello, el Defensor del Menor se ha dedicado a asistir a las manifestaciones contra la nueva regulación del aborto, junto con Mayor Oreja (el de las amistades potenciales), Ana Botella (la de la macedonia de peras y manzanas) y otras supremas figuras de la derecha extrema.
Más allá de las compañías, el hecho es que ha acudido a manifestaciones que no representan a la totalidad de la Cámara de la que depende, que le elige y ante quien rinde cuentas.
Y más allá aún, ha opinado públicamente sobre la ley misma, en un exceso de las competencias que le marca la ley que regula la figura del Defensor del Menor.
También se dedicó a espiar a su prole con un perfil falso de Tuenti y, lo mejor de todo, a contarlo en público. Más allá de la imagen de "padre que desconfía de sus hijos", esto supone una trivialización de la apertura de cuentas en redes sociales, desde un individuo vinculado al mismo partido, el PP, que quería regular la participación de los menores en la Red del modo más censurable (por lo censurable de la censura) posible.
Mientras, el Defensor del Pueblo (el de siempre, el constitucional) encuentra indicios de maltrato en un centro de menores en la Comunidad de Madrid y pone en tela de juicio el control de la Administración Aguirre sobre los menores y la tutela de los Derechos Humanos de los menores en los centros de la Comunidad. Casualidades: menores, Madrid... y Canalda que no lleva la delantera en cosas que verdaderamente sí son de su competencia.
Santiago Abascal, Director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid. Los datos de los madrileños y madrileñas serán protegidos en el ámbito regional (¿era necesario o es que no se fían de la Agencia Estatal?) por un ultraderechista que no tiene experiencia alguna en la materia. Sí, señores, como Le Pen. Si tienen ustedes una llamada en la que le regalan un chalet en una localidad levantina gracias a que una de sus empresas de telefonía ha cedido a saber qué datos, irán ustedes a la ventanilla de un reconocido demócrata de toda la vida. Les recomiendo que visiten esta otra oficina, por si toda la familia de los artrópodos, moscas incluidas.
Jesús Neira, presidente del Consejo Asesor del Observatorio contra Violencia de Género de la Comunidad de Madrid está tan convencido de la inutilidad de la violencia que reivindica su derecho de portar armas. Él sabe de sobra cómo se cuajó la Constitución de 1978, un verdadero parche que nos impide la "verdadera democracia" (esto me recuerda a un slogan de AP en las elecciones de 1977 sobre "la verdadera libertad"). Y luego liga al PSOE con el asesinato masivo con una facilidad olímpica. Si usted padece violencia de género, hágase dos favores: denuncie al agresor, hágalo llamando al 016 (ese número que la Comunidad de Madrid no publicita).
A este paso, montamos una Denominación de Origen.
Más allá de las compañías, el hecho es que ha acudido a manifestaciones que no representan a la totalidad de la Cámara de la que depende, que le elige y ante quien rinde cuentas.
Y más allá aún, ha opinado públicamente sobre la ley misma, en un exceso de las competencias que le marca la ley que regula la figura del Defensor del Menor.
También se dedicó a espiar a su prole con un perfil falso de Tuenti y, lo mejor de todo, a contarlo en público. Más allá de la imagen de "padre que desconfía de sus hijos", esto supone una trivialización de la apertura de cuentas en redes sociales, desde un individuo vinculado al mismo partido, el PP, que quería regular la participación de los menores en la Red del modo más censurable (por lo censurable de la censura) posible.
Mientras, el Defensor del Pueblo (el de siempre, el constitucional) encuentra indicios de maltrato en un centro de menores en la Comunidad de Madrid y pone en tela de juicio el control de la Administración Aguirre sobre los menores y la tutela de los Derechos Humanos de los menores en los centros de la Comunidad. Casualidades: menores, Madrid... y Canalda que no lleva la delantera en cosas que verdaderamente sí son de su competencia.
Santiago Abascal, Director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid. Los datos de los madrileños y madrileñas serán protegidos en el ámbito regional (¿era necesario o es que no se fían de la Agencia Estatal?) por un ultraderechista que no tiene experiencia alguna en la materia. Sí, señores, como Le Pen. Si tienen ustedes una llamada en la que le regalan un chalet en una localidad levantina gracias a que una de sus empresas de telefonía ha cedido a saber qué datos, irán ustedes a la ventanilla de un reconocido demócrata de toda la vida. Les recomiendo que visiten esta otra oficina, por si toda la familia de los artrópodos, moscas incluidas.
Jesús Neira, presidente del Consejo Asesor del Observatorio contra Violencia de Género de la Comunidad de Madrid está tan convencido de la inutilidad de la violencia que reivindica su derecho de portar armas. Él sabe de sobra cómo se cuajó la Constitución de 1978, un verdadero parche que nos impide la "verdadera democracia" (esto me recuerda a un slogan de AP en las elecciones de 1977 sobre "la verdadera libertad"). Y luego liga al PSOE con el asesinato masivo con una facilidad olímpica. Si usted padece violencia de género, hágase dos favores: denuncie al agresor, hágalo llamando al 016 (ese número que la Comunidad de Madrid no publicita).
A este paso, montamos una Denominación de Origen.
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