A finales de los 70 y principios de los 80, a medida que el género más político decaía con la recuperación de las libertades, crecía un subgénero dentro del cine social, el llamado "cine delincuencial", que pretendía dar a conocer la realidad de una parte de la población marginada y atenazada por el paro, que a principios de los 80 andaba, como la inflación, tan disparado como la descomposición de UCD.
El paro, unido a la circulación de droga sin que aún hubiera aparecido el SIDA, unido al atasco judicial y a un sistema penitenciario obsoleto, llevó a un aumento de la delincuencia menor, a la saturación completa de las prisiones y a una ola de motines sin precedentes.
La situación de desarraigo social y de desigualdad ciudadana, se ve en la película "Deprisa, deprisa", de Carlos Saura, algunas de cuyas escenas se rodaron en el entre Ventas y Ciudad Lineal. Toda comparación entre el barrio de los chavales y el barrio donde roban el coche es pura casualidad.
El paro, unido a la circulación de droga sin que aún hubiera aparecido el SIDA, unido al atasco judicial y a un sistema penitenciario obsoleto, llevó a un aumento de la delincuencia menor, a la saturación completa de las prisiones y a una ola de motines sin precedentes.
La situación de desarraigo social y de desigualdad ciudadana, se ve en la película "Deprisa, deprisa", de Carlos Saura, algunas de cuyas escenas se rodaron en el entre Ventas y Ciudad Lineal. Toda comparación entre el barrio de los chavales y el barrio donde roban el coche es pura casualidad.
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