El pasado fin de semana, el Consejo Territorial del PSOE aprobó una serie de directrices para orientar el voto de los Grupos Socialistas en las diferentes instituciones en relación con los diferentes trámites de aprobación de presupuestos.
Entre las directrices, no presentar enmiendas a la totalidad, tratar de pactar enmiendas parciales sobre asuntos fundamentales, no votar nunca contra la aprobación de presupuestos y, llegado el caso de que se rechazasen las enmiendas parciales, optar por la abstención. La excepción, los municipios gobernados por la izquierda abertzale, donde sí se votará en contra, llegado el momento.
A muchos ha dolido verse en la tesitura de no poder votar contra presupuestos que priorizan lo privado, que reducen o que aumentan de donde no se debe (por ejemplo, la subida de sueldo de los concejales del PP en el Ayuntamiento de Madrid).
Si la defensa de lo público es un valor esencial de los socialistas, si la apuesta por el gasto público en infraestructuras como generador de actividad en empresas y por tanto de empleo es una prioridad nuestra allá donde gobernamos que propugnamos donde no gobernamos, si el mantenimiento e incluso el aumento del gasto social es algo que vemos necesario, quizás debemos también ahondar en valores que, más allá de lo presupuestario, deben estar presentes en la acción política general de los y las socialistas.
La responsabilidad es uno de esos valores. Ya Pablo Iglesias apelaba a ella cuando hablaba de no convocar huelgas sin atenerse a los pros y contras y a las consecuencias. De un modo u otro, sobre ello pesaba el valor de la responsabilidad, de la consecuencia con las decisiones.
Sí, a todos nos pide el cuerpo mostrar nuestro rechazo más profundo a presupuestos (dentro de lo que más conozco) como los de la Comunidad o el Ayuntamiento de Madrid, donde nuestro voto en contra simbolizaría un rechazo rotundo a una línea política general para el 2009 que pretende socavar casi los cimientos del Estado Social.
Pero somos un partido que vertebra el Estado, el partido del que los españoles esperan que solucione a la crisis, del que no esperan más problemas. Aunque nos duela, aunque podamos opinar internamente sobre lo adecuado o no de la medida, no nos dejemos llevar por las entrañas, porque la situación pide cerebro.
Entre las directrices, no presentar enmiendas a la totalidad, tratar de pactar enmiendas parciales sobre asuntos fundamentales, no votar nunca contra la aprobación de presupuestos y, llegado el caso de que se rechazasen las enmiendas parciales, optar por la abstención. La excepción, los municipios gobernados por la izquierda abertzale, donde sí se votará en contra, llegado el momento.
A muchos ha dolido verse en la tesitura de no poder votar contra presupuestos que priorizan lo privado, que reducen o que aumentan de donde no se debe (por ejemplo, la subida de sueldo de los concejales del PP en el Ayuntamiento de Madrid).
Si la defensa de lo público es un valor esencial de los socialistas, si la apuesta por el gasto público en infraestructuras como generador de actividad en empresas y por tanto de empleo es una prioridad nuestra allá donde gobernamos que propugnamos donde no gobernamos, si el mantenimiento e incluso el aumento del gasto social es algo que vemos necesario, quizás debemos también ahondar en valores que, más allá de lo presupuestario, deben estar presentes en la acción política general de los y las socialistas.
La responsabilidad es uno de esos valores. Ya Pablo Iglesias apelaba a ella cuando hablaba de no convocar huelgas sin atenerse a los pros y contras y a las consecuencias. De un modo u otro, sobre ello pesaba el valor de la responsabilidad, de la consecuencia con las decisiones.
Sí, a todos nos pide el cuerpo mostrar nuestro rechazo más profundo a presupuestos (dentro de lo que más conozco) como los de la Comunidad o el Ayuntamiento de Madrid, donde nuestro voto en contra simbolizaría un rechazo rotundo a una línea política general para el 2009 que pretende socavar casi los cimientos del Estado Social.
Pero somos un partido que vertebra el Estado, el partido del que los españoles esperan que solucione a la crisis, del que no esperan más problemas. Aunque nos duela, aunque podamos opinar internamente sobre lo adecuado o no de la medida, no nos dejemos llevar por las entrañas, porque la situación pide cerebro.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo Chus, el PSOE es un partido de gobierno, y el momento es delicado.
En efecto, compañero: como dijo Felipe González con referencia al proceso de diálogo con ETA, es momento de estar con nuestro Gobierno, "incluso cuando se equivoca".
Es importante que se oigan voces que apelen a la responsabilidad de los militantes, y si además se alude a Pablo Iglesias y se conoce su trayectoria, como es tu caso, mejor que mejor.
Un saludo, y a seguir.
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