30.9.08

Neruda, en el Metro, por la mañana.

Cuando uno anda meditando que la vida no es bidireccional, que hay mucho más que un túnel entre Bilbao y San Bernardo, parece que lo irreversible de la bidireccionalidad va a venir cuando una voz interior dice aquello de "próxima estación" y es correspondida por otra voz, interior y femenina.

Pero entonces, entre el tedio del vagón y sus bostezos, baja uno la vista a su libro y lee a toda página:

XVII

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
al apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

[Pablo Neruda, "Cien sonetos de amor",
Ed. Losada, Buenos Aires, 1971, 6ª ed.]

El Sol se levanta desde lo alto de la plaza del Callao, lanzando sus primeros rayos cuesta abajo, hasta Moncloa. Y hay muchos caminos, por Princesa, por Alberto Aguilera, por Marqués de Urquijo, o por Buen Suceso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi estas cosas en el cercanias no me pasan...

Angelita dijo...

"tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño..."

Qué bonitos los versos de Neruda, aunque yo los prefiero así, sueltos...